jueves, 20 de agosto de 2015

¿En que estaran convertidos mis viejos zapatos?

¿A donde va el equipaje que no queremos cargar? 

Cada vez que enfrentamos una experiencia nueva, es imposible no arrastrar toda la historia previa, la “zona de desarrollo real” (con todo lo cuestionable que puede ser la realidad) lo que quiero decir es: aunque queramos, ¿podemos realmente olvidar el pasado, principalmente aquellas historias mas dolorosas, esas que nos han lastimado y dejado heridas importantes? ¿Es posible vivir sin recordar el sufrimiento? ¿El olvido es el mejor camino? ¿Existe algún procedimiento psicológico o emocional que garantice la ausencia de dolor? 

En un mundo donde cada día es mas fácil ignorar el dolor y las molestias, - tenemos pastillas para casi todo, dormir, no comer, comer, despertar… o procedimientos quirúrgicos, ser mas jóvenes, ser mas flacos, mas lindos…- ¿Estamos avanzando realmente hacia el progreso?, quiero decir, o mas bien preguntar, ¿No estamos negando una parte importante de las funciones adaptativas del ser humano? ¿No es acaso el dolor una sensación que facilita la supervivencia? 

Y si el dolor es tan difícil de sobrellevar y nos esforzamos en ocultarlo y/o negarlo, ¿Existe algún sentido para el? 

Mientras reviso los escritos de estos últimos 6 meses y leo mis reflexiones acerca del dolor, el desarraigo, la nostalgia y las ganas de una lobotomía emocional, pensaba: a lo largo de la vida vivimos experiencias a veces buenas, a veces malas, algunas como para alimentar el camino que significa vivir, y otras como para dejarlas olvidadas en algún recodo del trayecto. 

Sin duda hay de todo, aun así, todas esas experiencias, ¿podrían ser la posibilidad de aprender y enriquecer las nuevas situaciones que vienen? De alguna forma si nos atrevemos a mirar el dolor en perspectiva, tal vez la lobotomía no sea necesaria, porque tenemos la posibilidad de ver el aprendizaje que significo, lograríamos perdonarnos y seguir adelante con una carga menos pesada y con estrategias más sanas y menos evasivas e invasivas de enfrentar el dolor. 

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